Un post de Mema, la princesa samaria, me puso a pensar en el tema de si existe aquella persona que nos mueva el piso, que nos genere pasiones, pero que a su vez las sienta por nosotros. Es decir, que proporcione una relación equilibrada. Y tuve la oportunidad de hablarlo con ella misma, personalmente. Olvidé pedirle el autógrafo -craso error- pero espero que se vuelva a repetir. Sigamos: Considero que son muy pocas las probabilidades de que dos personas se atraigan, se apasionen, se junten, y empiecen a vivir un amor de novela. Pasa, claro. Y no sólo en las películas. Pero no sucede con tanta frecuencia como quisiéramos.
Una mujer conoce a un hombre, un hombre que tenga las suficientes cualidades para llamarle la atención a ella. Ella se siente atraída por él. Si la cosa es mutua, puede suceder que las cosas avancen y finalmente -casi irremediablemente- las pasiones se acaban para alguno de los dos. Y el otro queda sin piso así que terminará "enamorándose". Aquí es donde quiero empezar a hacer diferencia: eso no es amor, es traga, es embobe, es 'crush'.
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Ahora el caso contrario, ambos se llaman la atención. Pero por alguna razón ella no está interesada. Porque ella acaba de salir de una relación, porque prefiere estar sola, porque el tipo no es material como para algo serio, en fin. Cualquier razón. Entonces es él el que se emboba con ella, el que no entiende cómo es que la cosa no funciona, y empieza a sufrir con el llamar o no llamar, el buscar o no buscar, invitar o no invitar. Como ven, no es que las mujeres sean unas brujas malévolas, ni que los hombres no tengamos corazón. Muchas veces es cuestión de momento, de timing (aquí entre nos, odio ese temita del timing).
Bien, volvamos a lo básico. Creo que el tema es diferenciar el amor de la traga. El 'love' del 'crush'. Al principio alguien te atrae. Atracción. Por ahí se empieza. Esa atracción no necesariamente es física sino que puede ser intelectual, o un no-se-qué no-sé-dónde. Si se arriesgan a empezar a salir, puede que se traguen, por lo general esto ni es al tiempo ni es equilibrado. Siempre habrá alguno que se encarrete más, por cualquiera de las razones que ya les mencioné más arriba. Pero nada, eso tampoco es amor.
El amor, el de verdad, el que no es sólo pasión sino corazón, el que incluye amistad y lealtad, el que no es de "besémonos" sino de "conozcámonos" es diferente. Ese sí es equilibrado. Es más tranquilo y racional. Claro, todos queremos llegar a eso pasando por la pasión. Lo que sucede es que no es tan equilibrado. Por definición la pasión es fuerte y desequilibrada. Es impulsiva y emotiva. Es un torrente de emociones sin freno. Ahora, yo mismo muero por una relación bien apasionada, conocer una mujer que me revuelque los más bajos instintos y que además sea mutuo. Pero tristemente no es tan probable. Siempre hay más de un lado que del otro.
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Creo que lo que nos falta es dejar de idealizar tanto las relaciones en un comienzo. Dejar de soñar con esos amores de novela, con un montón de drama. Aquellos en que las familias se oponen, en que es lo peor si Federico Rigoberto es un mecánico y que Guadalupe sea una chica fresa. Los amores de verdad son los que se afianzan en la amistad, el conocimiento y la lealtad. No en el drama. Cuando quiera drama pongo "Closer".