Es bien sabido que los diciembres los policías de tránsito hacen su agosto (investigando encontré que la expresión viene de europa, y hace referencia a la recolección de cereales y semillas en verano. ¡¡Cadacodes don Biblioteco!! Aquí ). Cada vez que se aproxima la época de vacaciones comunitarias, los días en que medio país sale de paseo o viaje y, evidentemente, la mayoría lo hace(mos) por tierra. A eso hay que sumarle que la gente suele emborracharse más y manejar con el vaso lleno de whisky de manera irresponsable. ¿Qué acaso no se dan cuenta que así se les puede regar? Qué desperdicio.
El caso es que a raíz de estas costumbres decembrinas los ilustres agentes de tránsito se regodean en sus reflectivos uniformes y se aprovechan de los incautos ciudadanos de bien. Poniéndonos un poco serios, creo que es absolutamente necesario que haya un control sobre el ignorante pueblo que se desenfrena cuando no lo tiene. Se aplica aquello de que cuando el gato no está los ratones hacen fiestas, lamentablemente. Pero ese no es el tema que nos ocupa hoy. Yo me considero buen conductor y procuro no cometer infracciones, uso manos libres para hablar por celular o en su defecto el altavoz, cedo el paso, pongo direccionales para cruzar y cambiar de carril, doy paso cuando alguien enciende las direccionales y, por supuesto, no se lo doy al que se lo quiere "ganar" metiendo el carro. Doy el paso a los peatones en los cruces así me encienda a pito el busetero que viene atrás mío. - Aprovecho para maldecir públicamente a aquellos que piensan que las direccionales son lucecitas de adorno y en lugar de dar paso lo quitan -. Aún procurando no cometer infracciones, en diciembre me pararon en tres oportunidades: Una para revisar papeles y equipo de carretera -y todo estaba en orden-, otra porque íbamos en caravana por una carretera en Quindío y en donde un "yipao" iba entorpeciendo el tráfico ya que iba a 20 km por hora, sin mentirles. Por supuesto, varios carros adelantamos en línea doble continua (la más larga de mi vida, carajo) y más adelante, en el pueblo siguiente, nos detuvieron. En esta ocasión los señores agentes nos hicieron la observación y empezaron con el "tanteo" verbal: "Huy y ese comparendo es costoso! Jum... ¿y ud sí puede pagar todo eso?", "Bájese del carro y conversamos", y otra sarta de insinuaciones. Con el mal genio que cargaba yo por la situación, finalmente un amigo que venía en otro carro "arregló" el problemita por miserables y devaluados 30 mil pesos, LOS TRES CARROS!!. Qué doble moral tan tenaz. Tras de Chupas, líchigos los muy jijuemadres.
En la tercera ocasión estábamos en Bogotá y en una de esas calles sin señalización, seguimos la ruta por una de esas calles que sin previo aviso se vuelven contravía. De nuevo, apareció un policía -no me pregunten de dónde- y muy amablemente me explicó que por ahí no podía cruzar. Le agradecí su amabilidad y la explicación e incluso coincidimos en que falta señalización y me afirmó que "eso pasa a cada rato por aquí". Por supuesto dí reversa para retomar la vía correcta cualquiera que fuese y tan pronto la encontrara -es claro por qué no tenemos un GPS que funcione bien en Bogotá-
Pues el conchudo policía este, no me dejó arrancar y me hizo insinuaciones de nuevo. No se me insinúan las mujeres y viene un chupa bien arrastrado a picarme el ojo!! Para no alargar la historia, también lo arregló un familiar por otros 10 mil pesos. No era mi carro el que yo venía manejando, no era mi culpa, así que el comparendo no lo pagaba yo, por lo que me abstuve de entrar en dicha discusión. Yo, lo juro, soy de los que prefiero decirle líchigo descarado chupa arrastrado y pagar el parte.
Hace unos días hubo conato de paro de taxistas. Los sujetos anunciaron que harían operación tortuga porque les estaban negando la renovación de licencias a los que tengan comparendos sin pagar, osea todos los taxistas!! Estos señores son tan descarados que cometen todas las infracciones del mundo (porque las cometen) y aparte luego se enroscan porque les exigen que las paguen (??). ¿Podrá ser? Aparte son tan conchudos que amenazan con entrar a paro si no les dan más licencias hasta que paguen. Mis palabras no alcanzan a expresar la indignación que esto me causa. Ellos aducen que al no renovarles las licencias se les está negando la libertad al trabajo. Perdónenme, pero si en mi trabajo yo cometo faltas, me echan. Así de sencillo. O me ponen un memorando, para no ser tan drásticos. Pues es la misma vaina, señores taxistas. No hay derecho a ser tan descarados.
Una última perla: nos hallábamos en un taxi y mi amigo le dice al conductor que se ponga el cinturón de seguridad, no por la seguridad que esto genera en caso de accidente sino porque lo pueden parar por la infracción. El taxista sólo dice: "Eso no les importa a los chupas, ellos no están mirando eso, sólo les importa coger gente por el pico y placa". Lo peor es que nos lo demostró!! Pasó junto a tres representantes de la ley, muuuuy despacio, y ninguno lo detuvo, porque estaban ocupados mirando placas. Qué tristeza que les preocupe una infracción, digamos, administrativa y no las que realmente pueden causar accidentes, como ir hablando por celular.
Los que me han leído desde hace cierto tiempo saben que mi opinión acerca de los taxistas no es de ahora. Así como lo decía en dicha nota, conozco un par de taxistas que son muy amables y siempre que necesito alguno de confianza los llamo directamente. Son de lo mejor. Pero ese mal llamado gremio está echado a perder. Hay quienes valen la pena, pero la gran mayoría deja mucho qué desear. ¡A la hoguera con ellos!