jueves, 17 de febrero de 2011

Soy Anónimo

No todos saben que además de este blog -tan temático como un calentao, porque tiene de todo un poco pero por alguna razón a algunos les (nos) gusta-, manejo otro par de blogs. Uno se llama "Le pasó a un amigo" y en él se cuentan las historias de mi amigo Andrés con las mujeres. En principio lo empezamos a escribir con mi gran amigo Juan David Barrantes, pero al parecer él prefiere invertir su tiempo con  mujeres que escribir sobre ellas. No lo culpo. En mi defensa digo que hace mucho no actualizamos ese blog -casi seis meses- yo también lo prefiero. Pero tengo toda la intención de llamar a Andrés y preguntarle más vivencias.

El otro blog se llama "Soy Anónimo". En este blog se publican las historias que recibimos vía e-mail, de manera anónima (por eso el nombre del blog. Simpático, ¿no?). Allí han salido historias muy buenas, muy interesantes. Confesiones de visitas a bares swinger, amores con mayores, con menores, tríos. También hay -bastantes- desahogos sentimentales. Autores que aprovechan nuestro espacio para "madrear" a quienes no les han bien-correspondido. Hay de todo. Ha sido divertido leer estas historias y publicarlas. Yo siento que hay muchas más historias que merecen ser contadas pero que sus protagonistas no se han atrevido o animado a escribir. Ojalá se decidan y lo hagan. Seguro que varios de ustedes tienen alguna historia que los hace sonreír con picardía, aquella historia que sólo le contaron a su mejor amig@.

Estoy seguro que muchos de ustedes han pensado "uy, qué lástima no poderle contar esto a nadie". Claro, no se puede echar al agua a los demás. Hay reputaciones en juego. Aclaro que en el blog no utilizamos nombres propios -o los cambiamos- para proteger identidades. No se trata de armar escándalos nacionales. Por ejemplo, si alguien contara aberraciones sexuales de un tal "Hugo Chavez", en el blog podríamos cambiarla por algo como "el ilustre señor presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela". Repito, es un ejemplo, no estamos para juzgar.

Para terminar, les cuento que andamos pensando en cómo abrir más espacios para que la gente cuente sus historias macabras y no tan macabras. Así fue que surgió la idea de hacerlo un programa radial. Estamos organizando todo y trabajando para lograrlo, para que cada quién se anime y nos cuente -sin dar su nombre- aquello que siempre quiso pero que nunca pudo contar. Eso de lo que se siente orgulloso, o avergonzado, o qué sé yo. Tan pronto tenga preparado todo, organizado el esquema, les estaré contando, para que pasen por ahí, nos escuchen un rato y quizás se animen a contarnos algo. Un par de whiskeys sirven.

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