jueves, 27 de marzo de 2014

¿Y si dividimos Bogotá en dos?

Primero debo aclarar que este post fue escrito antes de que definitivamente destituyeran a Petro, pero no por eso deja de estar vigente. Al contrario, creo que ahora tiene más validez.



Hace unos días estábamos de tertulia familiar, hablando pendejadas -como siempre-, de Petro y lo mal que está la ciudad -como siempre. El valor agregado esta vez es que nos acompañaba un primo que vive en el exterior y que no venía hace un buen tiempo. Y nos dijo: "Bogotá es la única ciudad a la que uno va y la ve igualita, 10 años después". Tristemente es cierto. Claro, varios tíos saltaron indignados y le hicieron el reclamo. "¡NO SEÑOR! ¡NO ESTÁ IGUALITA! Está peor."

Muchos bogotanos recordamos con nostalgia la época en que Mockus nos cambió la ciudad para bien, nos enseñó a quererla, nos enseñó a ser ciudadanos y respetarnos, respetar la ciudad. Y creo que la palabra clave es "enseñar", y eso no ha vuelto a pasar. Nos deseducamos.

Todo era risas, burlas y frustración por la impotencia de ver a la ciudad autodestruyéndose, hasta que mi primo dijo "¿Saben qué? Bogotá debería dividirse en dos. El norte de la ciudad debería separarse del resto." Después de un silencio incómodo, empezó a explicarnos sus razones. ¿Y saben qué? Mientras más lo pienso más me gusta. No es mala idea.

Muchos bogotanos opinamos que las últimas tres alcaldías han sido fatales, y que han sido elegidas a punta de tamal. Nuestros últimos tres alcaldes no han sido administradores sino políticos, así que saben hacerse elegir, pero no saben llevar una ciudad. En campaña son perfectos: "Regalaré comida para todossss los pobresssss", aunque no tengan idea de dónde la van a sacar o sepan que nunca lo van a hacer. ¿Qué importa mentirles? Lo que importa es que me elijan". Entonces el voto deja de ser objetivo y racional y se vuelve un voto por hambre. No se piensa como ciudad a largo plazo sino en sentarse en el Palacio de Liévano y ya luego miramos cómo resolvemos los problemas.

Imagen: Gojko Franulic
De paso, recomiendo altamente esta lectura llamada "Por qué no hay papel higiénico en Venezuela", del chileno Marco Canepa, y publicado en un diario de ese país. Es un análisis muy acertado.

Claro, la oposición dirá que soy un clasista oligarca, y que el demonio de la oligarquía yanqui se apoderó de mí. Después dirán que un pajarito se les apareció y les dijo esto. O que estoy atentando contra la democracia y estoy procurando un golpe de estado. Bueno, los invito a que lo analicemos un rato.

Digamos que Bogotá se separe por la calle 26, que es una línea divisoria relativamente central. Para no pelear por el nombre, de la 26 hacia el sur se seguirá llamando Bogotá y de la 26 hacia el norte se podría llamar Usaquén, por ejemplo. Los usaquenses, usaqueños, usaquitas, usacanos, tendremos elecciones diferentes, alcalde diferente, presupuesto diferente, impuestos diferentes, hasta indicativo diferente. Para los que digan que es una locura y que eso no se ha comprobado nunca en el mundo exitosamente, me permitiré recordarles que ya pasó en Los Simpson. Y fue un capítulo buenísimo.

Ya Bogotá ha sido separada de esa manera, gracias al pico y placa del señor Petro. A un lado es diferente que al otro. El indicativo de Usaquén sería 11, o ya que andamos en temas de poder escoger pongámosle "66" y nos reímos de los supersticiosos. Los "chistosines" dirán que 69. Bueno, lo sometemos a votación electrónica para que no se gaste tanta plata. Un formulario en Google Docs y sale.

Propongo que la nueva alcaldía se construya por la 72 con Séptima que es bien bonito, o, por qué no, en Usaquén. Bogotá podrá seguir siendo la capital de la República. A los usaquenses no nos interesa eso, nos basta con que podamos progresar como ciudad y mover la economía, no la política.

Imagen: Panoramio.com
Para que Bogotá no pelee, les dejamos el Aeropuerto El Dorado, con logo de Vladdo y todo; Usaquén construirá su nuevo aeropuerto en las afueras hacia el norte. Así los turistas podrán llegar directamente a Andrés Carne de Res y no tendrán que aguantarse los insufribles trancones que hay actualmente.
Usaquén se queda con la Universidad Nacional, Bogotá con Los Andes. Usaquén se queda con la Zona T, Bogotá con la Zona P (de Cuadra Picha, ¿recuerdan?). Petro tendría que vivir en Bogotá, como debe ser, y no en Chía ni, claro, en Usaquén. Bogotá con Canal Capital y CityTV, a Usaquén le tocaría crear su nuevo canal.

Los niños podrán cruzar corriendo los puentes peatonales de la 26 y decir "estoy en Bogotá, ahora en Usaquén, ahora en Bogotá". Haremos dos monumentos que marcarán los límites y empezaremos a ganar por el turismo. Cada ciudad administrará el suyo.

Hay cantidad de opciones que mejorarían las cosas. Por ejemplo se tendrían alcaldes de dos ciudades hermanas, con lo que sería más fácil comparar desempeños.

Lo que Bogotá (o Usaquén) necesita es un alcalde que sea buen administrador y no buen político.
¿Qué opinan?

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